Con el mayoriteo autoritario del PRI, secundado por sus fieles partidos-satélite, PVEM y PANAL, el día de ayer se consumó en la Cámara de Diputados una traición más al pueblo de México. Al mexicanísimo grito del no somos machos, pero somos muchos el partido tricolor consiguió impedir la reforma que habría introducido la revocación del mandato como figura legal para destituir a los gobernantes que, a juicio del pueblo, hayan salido demasiado torpes, demasiado ineptos, rateros o peligrosos para la vida democrática del país.
Larga la discusión de ayer en la Cámara, fuerte el debate entre los diputados, destacando el acuerdo al que llegaron la izquierda y el PAN para apoyar juntos el combo reelección legislativa + revocación; pero de nada sirvió porque al final el PRI, ese PRI de Peña Nieto que lo único que ha renovado es su catálogo de mañas, apuñaló por la espalda (una vez más) al pueblo de México, que sigue indefenso ante los abusos de los gobernantes que cotidianamente lo sodomizan.
Pero al acuchillar de nueva cuenta a la democracia, el PRI se da un tiro en el pie. Explico: los dinosaurios tricolores están muy seguros de ganar el año próximo la presidencia con Enrique Peña Nieto. Si están tan seguros de ganar, pero le tienen tanto miedo a la revocación del mandato, ¿significa que saben que Peña sería una completa nulidad como presidente? ¿Temen que salga tan incompetente, tan frívolo, tan imbécil o de plano tan ladrón, que el pueblo termine quitándolo? ¿Esa es la fe que le tienen a su gallo? ¿O de plano le saben demasiado?
Peor aún: el PRI ha anunciado con bombo y platillo que para 2012 viene con todo. Sueñan con revivir el "carro completo". Impedir la posibilidad de la revocación del mandato, nos obliga a preguntarnos: ¿vienen para quedarse, para no volverse a ir jamás? ¿Estamos en vías de una nueva, más larga y oscura noche priísta? El electorado debería considerar muy seriamente el peligro que representa entregarle el poder, de nuevo, a los mismos vejestorios resentidos que aún respiran por la herida de 2000, cuando fueron echados a patadas de Los Pinos. Han jurado regresar y no volverse a ir nunca. Impedir la revocación del mandato es simplemente un anuncio de lo que están dispuestos a hacer si logran su objetivo.
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