Tal como se preveía, el dócil congreso veracruzano aprobó por mayoría la que se conoce ya como la "ley anti-tuiteros", que con un corte declaradamente fascista/diazordacista crea el delito de "perturbación del orden público", delito no grave que alcanza fianza pero que sienta un ominoso precedente para la limitación de las libertades que tanto anhelan imponer los gobiernos del PRI.
Primero fue Duarte quien dio un "viril" paso al frente para dar un "escarmiento ejemplar" a dos chiflados que propagaron en Twitter y Facebook una noticia que resultó ser falsa. Ante el pánico en que vive la sociedad veracruzana, gracias entre otras cosas a la peZZZada herencia que nos dejó Fidel Herrera, los rumores sobre balaceras y otros hechos violentos encuentran fértil caldo de cultivo que derivan en psicosis colectiva como la desatada hace algunas semanas.
Como al gobierno duartista le molesta que cada vez más gente prefiera informarse por medios alternativos en vez de por los castrados medios locales veracruzanos que sólo le queman incienso al adiposo tlatoani, quiso demostrar "fuerza" y aventó a los sabuesos de la policía cibernética tras la pista de los dos tuiteros, con más celeridad de la que la policía en Veracruz jamás ha mostrado para perseguir narcotraficantes. Hasta 30 años de prisión pidió Javidú para "dar una lección" a quienes deciden no acatar la censura oficial.
Pero como el mundo se le vino encima al góber, y hasta Aministía Internacional condenó la patética, histérica e inútil embestida que sólo lo ha puesto en ridículo, ahora quiso re-cular (¿no podrá?) e inventar un nuevo delito para que así, gracias a su "magnanimidad", los dos tuiteros injustamente acusados puedan salir libres bajo fianza... pero quedar marcados con antecedentes penales toda su vida. ¡Qué piadoso es el gober jarocho!
Ya aprobaron los "valientes" diputados veracruzanos el nuevo caprichito de Duarte. Falta ver la respuesta de los tuiteros, que a través de su abogado defensor anunciaron que esperarían la respuesta al amparo que solicitaron a la justicia federal. Esta historia aun tiene cosas que contar...
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