El día de ayer, en el diario La Crónica, esa copia pirata del Völkischer Beobachter, Leopoldo Mendívil publicó el rumor, según él "hecho llegar" por alguna fuente que no identificó, de que Andrés Manuel López Obrador tuvo un desvanecimiento durante un mitin en Mexicali en 2009, supuestamente porque padece diabetes.
Mendívil, quien gusta de escribir su columna en forma de cartitas cursis que "envía" a diferentes personajes de la vida pública (no hay constancia de que alguno de sus destinatarios haya jamás acusado recibo de las mismas), no se tomó la molestia de verificar la información que "le hicieron llegar", supongo que porque en realidad fue él mismo quien echó a andar el borrego. No indagó en el Gobierno Legítimo, que era la instancia lógica a la que acudir en primer lugar. Tampoco llamó al hospital que "su fuente" le indicó como el nosocomio donde habría ingresado AMLO, el Hospital Almater.
A lo mejor a don Polo Mendívil le dolió el codo pagar la llamada de larga distancia, porque efectivamente el hospital no tiene un número 01-800 para recibir llamadas desde el resto de la República Mexicana. Me hubiera avisado, yo con gusto le pongo saldo suficiente a su celular para que llame y se cerciore de lo que "le andan contando" sus amigos... imaginarios.
Pero Mendívil no estuvo solo en esta nueva andanada contra López Obrador. Le hizo segunda ni más ni menos que Ricardo Alemán, el columnista recientemente corrido de El Universal y que halló refugio en Excelsior, diario caracterizado por acoger a eximios madreadores de derecha. Según Alemán, quien tampoco tiene los pantalones para sostener el rumor y se limita a decir que reproduce lo que Mendívil publica (¿a cuánto el kilo de huevos?), "no sería descabellado pensar que esto pudiera ser una estratagema" para aumentar la popularidad del tabasqueño. La oligofrenia de la derecha no parece conocer límites.
Resulta sintomático que nadie, fuera de estos dos profesionales del odio, haya hecho eco del rumor. Evidentemente, aún en las filas de los calumniadores profesionales de AMLO existen ciertas reservas a comprometer lo que les quede de ética periodística en difundir una mentira tan burda. Dicho en otras palabras, hasta entre los perros hay razas, y si bien los antipejistas de los medios intentan superarse unos a otros en sus diatribas contra el Peje, no cualquiera está dispuesto a servir como canal de las aguas negras de la ultraderecha rabiosa que odia a López Obrador. Se requiere de los servicios de verdaderos porros como Mendívil y Alemán.
Como anécdota: el director editorial de SDP Noticias, Víctor Hernández, sí preguntó en las oficinas del Gobierno Legítimo si era cierto lo publicado por Mendívil en El NAZIonal, que diga La Crónica. Yo mismo, a través de fuentes cercanísimas y de fiabilidad indudable, pude confirmar que lo escupido por Mendívil es falso. ¿Publicará Mendívil una aclaración, una fe de erratas o algo similar? Es de dudarse, él se limitó a tirar la piedra y esconderse cobardemente, porque sabe que al no indagar tiene la coartada perfecta para no tener que corregir. Suelta el rumor, y lo demás es hacerse pendejo, al cabo "la duda ya está sembrada". Pura propaganda goebbeliana región 4.
Como quiera que sea, lo verdaderamente preocupante es: ¿hasta dónde está dispuesta a llegar la mafia que rapiña este país, en su afán de detener el cambio que le urge a México? A López Obrador han intentado destruirlo de todas las maneras posibles. Videoescándalos, desafuero, fraude electoral, "chavismo", "castrismo", y ahora le inventan enfermedades. En el fondo subyace el instinto criminal de la derecha panista, que desearía "enfermarlo" de a de veras. Se relamen los bigote y se frotan las manos imaginándolo grave, mortalmente enfermo... o ¿algo más?
Hoy fue la diabetes, falso rumor prontamente difundido por este par de mentirosos azucarados. ¿Qué viene después, en esta guerra sucia reloaded, en esta "estrategia" pletórica de mierda y, por tanto, tan típicamente panista?
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