jueves, 26 de agosto de 2010

México en el invierno del patriarca

Un auténtico revuelo han causado en estos días los dos artículos elaborados por Fidel Castro como parte de sus “Reflexiones” en donde alude directamente a Andrés Manuel López Obrador, a partir del libro “La mafia que nos robó la Presidencia... y el 2012” escrito por el tabasqueño. En estas colaboraciones periódicas Castro desmenuza algunos pasajes del libro, da detalles inéditos del complot que funcionarios del gobierno mexicano urdieron junto con Salinas de Gortari para “descarrilar” la candidatura presidencial del Peje, y en general se expresa de Andrés Manuel en términos muy favorables, reconociendo su lucha en defensa de los intereses nacionales.

Sin duda Castro es el líder político de izquierda más influyente y de mayor relevancia en nuestros días; a sus 84 años, no es exagerado calificarlo de un personaje histórico y referente ineludible para entender el mundo que nos tocó vivir. Por ello, se entiende que sus palabras hayan tenido un impacto mediático y político tal, que siguen siendo tema de análisis.

Mientras algunos simpatizantes celebran el “espaldarazo” del Comandante en Jefe a López Obrador, los detractores de AMLO de manera cursi califican el episodio como “el beso de la muerte” o, en el colmo del lugar común, el cliché barato y el esnobismo idiota, “el beso de La Habana”. Pretenden desacreditar el reconocimiento de Castro al presidente legítimo sacando del closet el esqueleto empolvado del “comunismo”, reciclando los “argumentos” que usaron en la guerra sucia de 2006, cuando pintaban a AMLO como el Hugo Chávez mexicano que a todos nos quitaría casa, tele, vocho, changarro y hasta la bicicleta.

Claro, años de adoctrinamiento -lo correcto sería decir apendejamiento- neoliberal a cargo de la élite tenocrática en este país han inoculado en la sociedad el virus del anti-castrismo, y si vale la expresión, el anti-cubanismo. Para algunos desinformados la Cuba de hoy sigue siendo la Cuba de la Guerra Fría y eso les provoca un rechazo en automático a cualquier cosa o personaje político que se asocie con la isla. Según ellos, si López Obrador llegara a la presidencia se convertiría en un dictador y en pocos años o meses los mexicanos estaríamos muriendo de hambre y viviendo en un régimen autoritario.

Además de darme hasta ternurita la ingenuidad de estos atolondrados, pregunto: ¿pues en qué país paradisiaco pensarán ellos que viven ahora? Revisemos algunos datos duros, de ésos que tanto escozor le causan a los panistas cuando de confrontarlos con sus mentiras se trata.

Si AMLO llega a la presidencia, todos seremos pobres y no tendremos ni para comer.
A los que pretenden espantar con el petate del muerto repitiendo esta mentira, les recuerdo que de 1970 a la fecha, el salario mínimo en México ha perdido cerca del 70% de su poder adquisitivo (I), hay casi 55 millones de mexicanos en situación de pobreza (10 millones de los cuales se “estrenaron” como pobres en lo que va de este sexenio) (II), y como broche de oro, en 2009 nuestro país pudo escalar un puestecito en el Índice de Desarrollo Humano elaborado por la ONU, pero aún así quedó por debajo de Cuba en esa lista (III).

Si AMLO llega a la presidencia, me quitará mi casa, mi carro, mi tele...
Delirante la imaginación de algunos zoquetes panistas, que en vez de repetir falacias harían bien en cuestionarse otras cosas, por ejemplo: ¿la casa donde vives realmente es tuya, o se la debes al banco durante los siguientes 25 años? Y todo para que, cuando venga la próxima “crisis mundial” (eufemismo estúpido para denominar las metidas de pata consuetudinarias de los ineptos que manejan la economía), el banco te eche a patadas de “tu” casa por no poder pagar los intereses con los que esos agiotistas te tienen agarrado del pescuezo. ¿Y ya juntaste la mensualidad de tu vochito destartalado, de tu pantalla de plasma sacada en Elektra a mil meses “sin intereses” (abonos chiquitos para pagar nunquita), de tu “áipad” (sic) que apenas vas a aprender a usar y que terminará siendo tu pisapapeles más caro? La verdad es que una enorme mayoría de los aspiracionales de este país se creen dueños de lo que no es suyo; viven en la ilusión del consumismo y el “pertenecer”, y espantados “de estar algún día” como Cuba, cuando aquí lo único realmente suyo son sus sueños de humo.

Si AMLO llega a la presidencia, no habrá democracia en México.
Mentira estúpida. Uno, porque asumen que el régimen cubano no es democrático en absoluto; dos, porque afirman que en nuestro país hay una auténtica democracia, cuando no es así. Voy primero al caso de Cuba. En la isla hay una democracia participativa en donde los ciudadanos eligen a quienes los representan en los órganos de gobierno. “Pero es que sólo hay un partido y no se permite la oposición”, dirán. Correcto, pero vean a su alrededor: ¿sirve de algo que haya el número de partidos que deseen, si a final de cuentas son la misma corrupta y depredadora gata, o paleros oportunistas buscando el chance de colarse al hueso? Esto me lleva al segundo punto: México no es un país democrático porque sus instituciones están secuestradas por una élite política y económica que vive con enormes privilegios que no está dispuesta a soltar así como así (recuérdese el fraude de 2006). No por nada la senadora Yeidckol Polevnsky afirmó hace poco que “ya quisiéramos tener la democracia que tienen en Cuba”; una democracia donde la gente participa y no vive el desencanto de pensar que “todos los políticos son iguales” por más que provengan de diferentes partidos.

Hasta aquí, por el momento, las comparaciones entre Cuba y México, y más importante quizá, entre el México ideal, de fantasía, que el panismo prometió a los votantes hace casi 10 años y el país de horror en que vivimos hoy. Y eso que no hablé de temas como la inseguridad, porque entonces hubiera preguntado: ¿pensarán los panistas que los cubanos viven en la zozobra cotidiana de caer en un “fuego cruzado” entre ejército y bandas criminales? ¿Tendrán temor de salir a la calle por miedo a que los secuestren y los ejecuten? ¿Serán pobres porque cada mes tienen que apartar una cantidad para pagar el “derecho de piso” a quienes les venden “protección”? ¿Cómo ve un mexicano promedio a los cuerpos policiacos de este país, y qué opina un cubano de los suyos?

Por último, no puedo dejar de señalar algo: independientemente de que los cubanos puedan estar a favor o en contra del régimen de los Castro, tirios y troyanos reconocen la autoridad de la clase gobernante. El régimen tiene legitimidad porque nadie pone en duda la autoridad presidencial de Raúl Castro y el liderazgo indiscutible de Fidel. En México nos dizque gobierna un individuo a quienes millones de mexicanos no reconocemos como presidente porque sabemos que se robó las elecciones. Y aunque algunos cínicos pretenden minimizar esta ilegitimidad de origen del calderonismo, pesa tanto en el ánimo del usurpador que ha hecho de la búsqueda de esa legitimidad su cruzada del sexenio. De pena ajena que un país desperdicie tantos recursos y esfuerzos para calmar la conciencia de un obsesionado. Mientras en Cuba el “dictador” Castro llega al invierno de su vida como un estadista de talla mundial y con un lugar reservado en los libros de historia, en México la “maldita primavera” del panismo ha devastado al país en estos diez años.

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Fuentes:

I. AGUIRRE, Manuel. Evolución del salario mínimo en México de 1970 a 2010. http://www.mexicomaxico.org/Voto/SalMinInf.htm

II. GONZÁLEZ, Roberto. “Existen en México 54.8 millones de pobres, 51% de la población”. http://www.jornada.unam.mx/2009/08/20/index.php?section=economia&article=024n1eco . Publicado en el diario La Jornada. 20-08-2009.

III. HERRERA, Claudia. “México escala un sitio en el índice de desarrollo humano, revela el PNUD”. http://www.jornada.unam.mx/2009/10/06/index.php?section=politica&article=008n2pol Publicado en el diario La Jornada. 06-10-2009.

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