El Plantón
Publicado en el Sendero del Peje el jueves 17 de julioNota: Esta es la versión completa de la columna publicada en el SDP, que tuvo que ser resumida por cuestiones de espacio.
En entrevista con La Jornada, el senador priísta Jorge Castro Trenti declaró hace unos días, a propósito del asunto del supuesto espionaje a Manlio Fabio Beltrones, que “los ataques” a éste son producto de una “acción concertada” desde el gobierno federal. No es casualidad, afirma Castro Trenti, que primero salga a la luz el caso de espionaje y luego Manuel Espino arremeta contra el coordinador de los senadores priístas, tildándolo de “peligro para México”. Estos regalitos vienen directamente del gobierno, afirma. (La Jornada, 14/VII/2008).
Se lanzó con todo Castro Trenti contra el panismo. Cualquiera diría que el PRI por fin está asumiendo que ir de la mano con el PAN en las iniciativas de reforma petrolera le puede salir más caro de lo que pueden permitirse, de cara a las elecciones de 2009. Pero no seamos ingenuos. No hay tal rompimiento. El PRI no puede abandonar el barco de la reforma petrolera porque están igual de interesados en sacarla adelante. Los negocios multimillonarios, a fin de cuentas, no tienen siglas partidistas. Si acaso, lo declarado por Castro Trenti puede interpretarse como un intento de chantaje tricolor para ver qué más le pueden sacar a Fecal y al panismo a cambio de su apoyo a las reformas.
No obstante, entre lo declarado por Castro hay una frase que la mayoría de los medios mexicanos omitieron. Dijo el senador, y cito textualmente para que no quede lugar a duda:
“El PRI, abunda Castro Trenti, no tiene de qué avergonzarse. No hemos asumido un papel de legitimador, pero tampoco de desestabilización. Nos vimos obligados a aceptar los resultados de una elección fraudulenta en 2006, que impuso a un presidente en donde estábamos nosotros en la disyuntiva de reconocerlo o desconocer las instituciones; frente a ello, el PRI acudió a asumir su responsabilidad en la asunción de Calderón como presidente”
¡Tómala! Es la confesión directa y sin ambages del fraude electoral, en voz de uno de los principales testigos del mismo. Mayor claridad en las declaraciones de Castro no puede haber. ¿Qué dicen a esto, panistas? ¿En dónde quedó su palabrería insultante de la “limpieza” de la elección? ¿En dónde sus desplantes soberbios del “haiga sido como haiga sido”?
Pero el colmo de la abyección y del cinismo es el silencio cómplice de la mayoría de los medios de comunicación de este país. Ni una palabra han dicho de las declaraciones de Castro Trenti los merolicos televisivos. Nada han mencionado los “opinólogos” profesionales a sueldo de este país. No he escuchado a López Dóriga comentar esta declaración, ni al gritoncito Carlos Loret clamar al cielo por la legalidad democrática. Nada ha dicho Adela Micha, la mujer de los sinónimos, del fraude, robo, atraco, despojo, hurto, estafa, saqueo, o simplemente chingadera que los panistas cometieron en 2006. ¿A qué hora escucharemos al higadito de Oscar Mario Beteta opinar al respecto? Y Carlos Marín, ese bufón disfrazado de periodista que no tiene empacho en cubrirse de mierda si con ello le hace el juego a los que odian al Peje, ¿le dará a las declaraciones de Castro las mismas 8 columnas que le dedicó en Milenio a las declaraciones de Leonel Cota, cuando tramposamente las manipuló para que pareciera que dijo: “Perdimos”? Quiero leer “Bajo Reserva” de El Universal, para saber qué piensa Raymundo Riva Palacio de esta confesión. ¿Se atreverá Guillermo Ortega a darle los titulares en Crónica? ¿Qué onda con esto, Eduardo Ruiz-Healy? ¿También el senador Castro Trenti es un renegado ignorante que no sabe contar votos? ¿
¿En dónde queda la objetividad periodística de estos dizque comunicadores? Se perdió en el camino, la dejaron tirada en algún lado. ¿Qué recibieron a cambio? Solo ellos lo saben. Pero hayan sido espacios en el canal de las estrellas, departamentos de lujo en Polanco o simplemente la palmada en la espalda por parte del poder, es evidente que mucho del periodismo mexicano está podrido. Y ya comienzan a apestar.
Tilichero: Los merolicos televisivos que callan hoy, llorarán mañana, y muchos mañanas después.
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