A 20 años del asesinato del que fuera candidato presidencial priísta en 1994, Luis Donaldo Colosio, el 'heredero' de Carlos Salinas de Gortari, muchas son las historias que se cuentan sobre el crimen, y muchos los oportunistas que hoy salen a ventilar, dizque en exclusiva, sus recuerdos de aquel día fatídico, aunque algunos de ellos ni en sueños hayan sido los cercanísimos amigos/colaboradores del candidato malogrado que hoy presumen (saludos, Federico Arreola).
Entre las anécdotas -por llamarlas de algún modo- que se cuentan sobre el suceso, destaca la versión, nunca confirmada pero tampoco desmentida, de un misterioso interrogatorio extra judicial al que habría sido sometido Mario Aburto, el homicida del candidato. Según las versiones que corren en círculos policiacos e incluso de excolaboradores de Colosio, y la propia declaración de Aburto, la misma noche del asesinato el entonces gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones, viajó de Hermosillo a Tijuana, a donde llegó ostentándose como "enviado del Presidente Salinas" y se trasladó a las oficinas de la PGR en aquella ciudad.
Según esas mismas versiones, Beltrones y su jefe de guardaespaldas, que lo acompañó todo el tiempo, ordenaron que Mario Aburto fuera sacado de la sede de la procuraduría y, esposado y envuelto en un colchón, llevado en una camioneta a las afueras de Tijuana, concretamente a la zona de la playa. Allí, dicen, el gobernador de Sonora se dio vuelo torturando salvajemente a Aburto, al que amenazaron con asesinar a su familia "si no cambiaba su declaración".
¿Cambiar qué?
Cualquiera que revise el expediente completo del caso verá que Aburto siempre declaró que el asesino intelectual de Colosio era el propio Raúl Salinas de Gortari. En esta lógica, Beltrones habría ido para convencer a Aburto de que se retractara de incriminar al hermano del presidente.
Durante 2 horas, 120 minutos interminables, Aburto quedó fuera del control de la PGR, y sometido al más brutal tormento, en un interrogatorio al estilo de la mafia italiana. Totalmente irregular, ilegal. Beltrones, afirman las fuentes consultadas, pudo conseguirlo porque se ostentó en todo momento como representante personal del presidente Salinas, violando de esta manera no sólo el debido proceso judicial, sino todas las convenciones sobre derechos humanos existentes.
2 horas en el infierno para Mario Aburto. 2 horas a solas con el diablo. Un diablo de modales suaves y ademanes delicados, pero de mano dura y puño de hierro. Un diablo que a 20 años sigue publicando en cada aniversario del crimen lacrimógenas "crónicas" y "remembranzas" de su amigo ejecutado, pero que no ha sido capaz en 20 años de explicarnos a los mexicanos qué coño hacía él, que no era autoridad judicial alguna, interrogando a Mario Aburto de forma ilegal.
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