El día de ayer circuló en los medios la noticia de que el Secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, fue asaltado en un centro comercial de lujo en el DF. Lo despojaron de un reloj cuyo valor comercial, se dijo en un primer momento, es de más de 300 mil pesos. El hecho, además de escandaloso, evidenció la hipocresía de los medios mexicanos. ¿Por qué?
No sólo es un insulto a las clases trabajadoras de este país que el funcionario federal ostente un reloj de tal valía mientras que el salario mínimo -de hambre- apenas es de poco más de 60 pesos diarios (harían falta 12 años y medio de trabajo, sin gastar un solo peso, para poderse comprar ese relojito); el cinismo de algunos periodistas no deja de sorprender: ni siquiera expresaron extrañeza por el monto del aparatito.
¿No deberían cuestionar, por simple ética periodística, que un funcionario del gobierno se de esos lujos, que de ninguna manera se explican con su declaración patrimonial? ¿Pues cuánto gana, no sólo oficialmente, sino "por abajo del agua" el señor secretario? ¿Les parece normal que mientras el desempleo alcanza ya niveles intolerables, el secretario precisamente "del Trabajo" tenga el descaro de exhibir sus gustos nacos, de nuevo rico?
Peor: esos periodistas que hoy se quedan calladitos ante este vomitivo dispendio, son los mismos que dieron de alaridos y se rasgaron las vestiduras cuando acusaron FALSAMENTE al hijo de Andrés Manuel López Obrador de usar tenis "de 11 mil pesos". FALSO, porque se demostró que el calzado que tanto criticaban al hijo del Peje tiene un valor de apenas $1200, o sea, lo que cuesta en promedio un par de tenis en cualquier lado. En ningún modo un gasto escandaloso, ni inexplicable como el relojito del papanatas que nunca pudo encontrar el cuerpo de la niña Paulette.
No veo a Ciro Gómez Leyva, ni a Carlos Loret (el picador de Laura Gii), ni al cocainómano López Dóriga, ni a ninguno de los merolicos televisos, vociferar contra el funcionario, exigiéndole que explique "quén pompó" tan caro reloj. No los veo haciendo sus sesudas investigaciones, preguntando cuánto cuesta el Patek Philippe de Navarrete Prida, publicando infografías con las características del utensilio, ni preguntando a la casa fabricante si "sólo los millonarios" pueden darse esos lujos. No los veo haciendo NADA de lo que hicieron cuando se ensañaron propagando una MENTIRA sobre los tenis del hijo de AMLO.
Los periodistas mexicanos han actuado con un doble rasero: difundiendo hasta la saciedad una mentira absurda, y callando indignamente ante un escándalo que debería costarle el puesto al incompetente amigo de Peña Nieto.
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