Escribí por primera vez acerca de Marcial Maciel en febrero de 2009. En aquel entonces, publiqué en SDP Noticias un artículo titulado: "Fanáticos, mochos, fundamentalistas... pero sobre todo pendejos" en donde manifestaba mi asombro, no tanto por las recientes revelaciones sobre la paternidad de Maciel (acababa de salirle una hija, tiempo después saldrían a la luz más vástagos del extinto sacerdote), sino por el hecho de que ante la alcantarilla destapada muchos preferían voltear la vista hacia otro lado, o cínicamente negaban lo evidente. También mencionaba, en dicho texto, el papel fundamental del primer círculo católico y empresarial mexicano en el encubrimiento de la doble vida del sacerdote.
Luego de que la semana pasada en el noticiero de Carmen Aristegui se destapara un nuevo escándalo en torno al desaparecido fundador de los Legionarios de Cristo, esta vez bajo el señalamiento de haber abusado sexualmente de sus propios hijos, releo el artículo de marras y confirmo: lo que sorprende no es constatar por enésima vez la podredumbre anidada bajo el disfraz de beatitud que ese enfermo sexual llevó durante toda su vida, sino el hecho de que, ante la evidencia incontrovertible, todavía hay fanáticos que lo defienden a capa y espada alegando la falsedad de todas las acusaciones en su contra.
Es variada la pléyade de defensores oficiosos del sacerdote al que algunos ingenuos -o cínicos- pretendieron convertir en santo, no se sabe si a falta de algo mejor que hacer o como resultado de una imbecilidad colectiva, quizá provocada por un cerebro reblandecido por el "divino esperma" que tan gustoso regalaba el padrecito a sus discípulos. En primerísimo plano de los imbéciles que se atreven a seguir defendiendo a Maciel, está la ex primera dama Marta Sahagún, a quien por cierto no debe preocuparle demasiado poner la mano al fuego por el sacerdote, porque manitas tiene y, por lo visto, muy largas.
Pero mejor no hablemos de personajes de opereta y enfoquémonos en otro segmento de los Maciel Fans: sus propios hijos, es decir los miembros de la orden religiosa que fundó, y de su brazo laico, el movimiento Regnum Christi. En su mayoría, la jerarquía de los Legionarios de Cristo ha optado por instalarse en un cinismo inaudito, que expresan fundamentalmente haciéndose pendejos ante todas las acusaciones que han llovido contra Maciel Degollado. "Ni los veo ni los oigo", parecen decir desvergonzadamente los curitas legionarios ante las evidencias de todos los hijos que dejó regados su fundador. "¿Anóne? ¿Cuáno?", preguntan con sorna frente a las acusaciones de abusos sexuales, mientras quizá algunos de ellos se disponen a ejecutarse a algún monaguillo o le dan clasecitas particulares a alguna alumna de sus universidades.
Por supuesto el encubrimiento de tantas atrocidades y depravaciones requirió forzosamente el concurso de personajes destacados no sólo de la jerarquía eclesiástica (en un nada honroso primer lugar, el ya fallecido Juan Pablo II), sino de la política y el empresariado nacional, pues como se sabe los Legionarios de Cristo cuentan con relaciones del más alto nivel en las esferas del poder en México. Como muestra del poder que detentan y la virulencia con que lo ejercen cuando ven amenazada su "imagen" y su "aura de divinidad", basta remontarse a 1997, cuando Grupo Bimbo emprendió un boicot publicitario en contra de CNI Canal 40 por haberse atrevido a tocar el tema en sus emisiones. Más tarde, en 2002, esa misma empresa presionó y maniobró para sacar del aire el programa Círculo Rojo, conducido por Carmen Aristegui y Javier Solórzano, lo que efectivamente ocurrió en octubre de ese año. En ambos casos, detrás de la ofensiva estuvo Lorenzo Servitje, esa momia recalentada que se parece al Emperador Palpatine (ver foto) y que funge como presidente de Bimbo. Servitje, creador del membrete de corte fascista A favor de lo mejor, es un reaccionario prepotente que se siente con derecho a decidir por toda la sociedad lo que es "moralmente bueno" en los contenidos televisivos, cuando debería estarse preocupando más por dejar sus asuntos en orden, para que su enorme fortuna no termine despedazada por la rapiña de sus herederos, como suele pasar en muchas de las familias "católicas, de buenas costumbres, devotas" de la iniciativa privada mexicana.
En esta imagen: Lorenzo Servitje, dueño de Grupo Bimbo, y el Emperador Palpatine
(no necesariamente en ese orden).
Escribí en febrero del año pasado: "¿Qué ganamos con "hacer leña del árbol caído", como algunos cínicos de porquería insisten en machacar, en su intento de echarle tierra al asunto? Simplemente, airear un poco de la podredumbre que rodeó siempre al hombre al que algunos orates quisieran canonizar, para evitar en lo posible que casos similares vuelvan a presentarse de nuevo. Difícil de lograr, por cierto, cuando muchos de los egresados de escuelas de Legionarios insisten en seguir llevando a sus propios hijos al matadero, quizá secretamente excitados, porque al fin de cuentas cada quien sus perversiones, por la idea de que les hagan a los pequeños lo mismo que a ellos les hicieron". Hoy, más de un año después de escrito el texto, azorado ante la imbecilidad colectiva de quienes siguen presentando a Maciel como un venerable sacerdote, compruebo la plena vigencia del mismo.
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1 comentarios:
Para más referencia del esbirro de los Vázquez Raña
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