Llegaron las lluvias al Distrito Federal. Hoy, mientras caminaba por el Centro Histórico a la hora de la comida, aprovechando que las personas con las que estoy en estos días tratando asuntos profesionales estaban precisamente comiendo, el cielo comenzó de pronto a nublarse. "En la madre", pensé. No han sido pocas las ocasiones en que, estando de visita en esta ciudad, el siempre cambiante clima del altiplano me sorprende en plena calle y me doy unas empapadas bárbaras.
Ésta fue una de esas veces. Apenas había tenido tiempo de percatarme que el cielo se había nublado, cuando gruesos goterones comenzaron a caer. De inmediato, la gente apresuró el paso, pero fue inútil. Se desató la lluvia.
(No hagan mucho caso de la foto. La bajé de Internet. Como verán, fue tomada en septiembre de quién sabe qué año)
Total, que terminé empapado y eso que logré "guarecerme" de la lluvia en los portales del Zócalo. Ahora sé que la siguiente vez que me encuentre un vendedor ambulante que ofrezca paraguas, no vacilaré en comprar uno, no importa que en ese momento el sol brille en todo su esplendor.
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